Si, ya se, el voto el secreto. Pero también es cierto que es voluntariamente secreto y en última instancia que yo lo haga público tampoco detendrá las rotativas. ¿Y entonces porqué lo hago? Sencillamente porque estoy convencido que es necesario compartir opiniones y debatir en serio en ámbitos de relaciones si queremos hacer madurar nuestra democracia sin esperar que solamente los políticos la decidan por nosotros. La discusión siempre enriquece cuando se realiza con voluntad de aprendizaje. No es mi intención convencer a nadie.
Voto a Telerman, principalmente porque estoy consustanciado con la posición intelectual, moral y política de Elisa Carrió quién en estas elecciones decidió apoyar al actual jefe de gobierno de la ciudad.
Elegir gobernantes por su apariencia, porque tiene pinta, porque parece serio, porque no viene de la política, porque tiene una linda página de Internet, es elegir candidatos por apariencia, por minushias, por cuestiones que no los definen más allá de una pose coyuntural de campaña que una vez alcanzado el poder inmediatamente abandonará. TODOS los candidatos (Telerman incluido, por supuesto), en TODAS las elecciones sacan a relucir una imagen, una postura y una apariencia que muestran solamente para el tiempo que dura la campaña, para los afiches (por favor, alguien puede decirle a los candidatos que sonreir para los carteles no da resultado!) para luego abandonar.
Actualmente, los límites para decir y hacer cosas cada vez se corren más en los tiempos modernos de sobreexposición televisiva, excesos de internet y ridículo al por mayor incentivado por asesores de poca monta. Y en medio de ese repetido panorama, está el deber de elegir gobernantes con responsabilidad. Ahí hay un deber de nuestra parte. Tengo la sensación de estar viviendo un Reality Electoral donde la gente votará políticos como si votara por SMS para que ingrese un nuevo integrante de Gran Hermano o que siga bailando la pareja de la rubia.
Voto a Telerman, porque creo necesario darle continuidad a una gestión aún inconclusa (aunque nunca estuve de acuerdo con la destitución de Ibarra) porque es necesario la confluencia de fuerzas nuevas y divergentes como lo es la Coalición Cívica, formada por dirigentes políticos y no por políticos. De hecho, hay pocos abogados en sus equipos de trabajos (la crítica al rubro excluye las honestas excepciones) y mas bien profesionales con vocación social.
Voto a Telerman, porque mas allá de la búsqueda de poder, de su consolidación personal, hay un movimiento cívico-interreligioso que busca transformar cuestiones fundamentales de la sociedad vinculada a valores, a la ética, a la educación y la formación.
En mi opinión las gestiones de una ciudad como Buenos Aires, no varían de un candidato a otro. Todos van a decir y procurar tapar los baches, todos van a decir y procurar bajar la delincuencia (de hecho los tres candidatos están de acuerdo en traspasar la policía a la ciudad), todos van a decir y procurar que mejorarán los centros de salud, que aumentarán los espacios verdes y fomentarán el desarrollo turístico y artístico de la ciudad que se ha convertido en una cualidad diferencial de la ciudad.
La diferencia no está en la gestión, está en la voluntad de cambios profundos y en la vocación de comenzar una transformación en la ciudad que luego pueda traspasarse al ámbito nacional. Hay muchas más razones de mi elección pero que demandarían muchas más líneas.
Como dije antes, que vote a Telerman no garantiza un acierto global de mi parte. Estoy sujeto a que el tiempo me devuelva otra mancha de desencanto. Después de todo, es la misma condición a la que están sujetos TODOS los votantes de TODOS los países del mundo (no seamos ingenuos pensando que sólo los políticos de nuestro país provocan desilusión). Pero allí estaré el domingo depositando una vez más, reales esperanzas republicanas en un nuevo proyecto de Carrió, con sus aciertos y errores.
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